La suspensión de clases presenciales, derivado de la pandemia COVID-19 ha obligado a las instituciones de educación superior a adaptar las pruebas de evaluación a un entorno digital.
Los procesos de evaluación de forma presencial, eran supervisados para garantizar que el estudiante que se presentará a tomar la prueba, fuera el mismo que estuviera inscrito en el programa académico, para asegurarse de que trabajara solo, sin apoyo de ningún otro compañero y uso de recursos no autorizados como el libro de texto, internet o su teléfono celular.
Anotar fórmulas matemáticas en la palma de la mano se ha convertido en una cosa del pasado. Hoy en día, los estudiantes han encontrado diversas formas de hacer trampa y, en la mayoría de los casos, sacar provecho de las tecnologías disponibles a su alrededor, generando una serie de malas prácticas.
A continuación, te compartimos algunas de las principales malas practicas, que hemos detectado al utilizar una herramienta de supervisión de exámenes como Proctorizer.